jueves, 19 de noviembre de 2009

UN DÍA EN LA VIDA DE LARRA...


Como todos ya sabéis Mariano José de Larra es considerado, junto a Espronceda, José de Zorrilla y Bécquer uno de los principales autores del Romanticismo literario español. Periodista, crítico satírico y literario, y escritor costumbrista, publica en la prensa del momento más de doscientos artículos a lo largo de tan sólo ocho años, impulsando así el desarrollo del género ensayístico. Escribe bajo los seudónimos Fígaro, Duende, Bachiller y El pobrecito hablador. Lejos de la complacencia en las efusiones del sentimiento características de otros autores de la época, Fígaro sitúa España y sus problemas endémicos en el centro de su obra crítica y satírica. Recordamos cómo sus artículos representan su dolorido sentir, inconformismo y en ocasiones, airada indignación hacia las costumbres de una sociedad y un país al que no comprende, un país que parece regodearse en su propia ignorancia, barbarie y vulgaridad, y que voluntariamente parece rehuir todo síntoma de modernidad, sentido común y cultura que proviene de Europa.

Han pasado más de cien años desde aquellos escritos y España ha cambiado... Pero, ¿hemos cambiado lo suficiente? ¿Reconocería Larra una sociedad como la nuestra? ¿Siguen siendo nuestros defectos y costumbres los mismos que Larra denunciaba en sus artículos críticos?
 VEAMOS LO QUE OPINAN NUESTROS ALUMNOS DE 4º E...

5 comentarios:

  1. La sociedad Española.

    La sociedad, ay la sociedad ¿que voy a decir yo de la sociedad Española? Cuando aún no soy más que un adolescente que acaba de adquirir la habilidad de vestirse por si solo.
    Tal vez el problema de la sociedad hoy en día sea ese.
    Pretendemos que todo avance muy rapido, tanto en la vida cotidiana, tecnologías etc. como en la propia persona y sus valores.

    Podemos comprobarlo día a día, basta con echar un vistazo a parques y plazas, antes estaban llenas de niños jugueteando y corriendo, ahora apenas hay un par de madres charlando y poco mas.
    Pero claro, como todo el mundo sabe, los niños hoy, ¡se crían solos! basta con dejarles un ratito con internet y con la tele y ala, a esperar un par de años a que nos salga un adulto hecho y derecho.
    En definitiva, el concepto de sociedad es algo demasiado complejo y cambia a velocidad vertiginosa, por lo que no es nada fácil de definir, y menos para un joven de temprana edad.

    Rubén del Río España.

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  2. En 2.008 vino una conocida amiga mia llamada Tamara. Es de Gran Bretaña, Inglaterra, Londres. Allí los niveles de estudio son superiores a los de España, se comportan mejor en clase y se respetan más entre sí.

    Vino a quedarse en España nada más un trimestre escolar ya que tenía ganas de experimentar la diferencia que había de un lugar a otro. Pero yo ya le había dicho que España tenia un nivel muy, muy inferior al de Inglaterra, nos respetábamos menos unos a otros y los alumnos se comportaban mal entre ellos ( y a veces con el profesor incluso). Ella me dijo que eso era imposible ya que la gente de España que iba allí donde ella vive, decía que España era un país buenísimo en la educación y que en las escuelas e institutos los niveles eran altísimos. Nada más llegar a Tamara la trataban como una don nadie y se metían con ella cada vez que podían. Tamara harta de que siempre tuviera que esperar a que los profesores llegasen 10 o 15 minutos tarde porque tenían que venir de la calle, claro; que no podían quedarse en el instituto seis horas seguidas como el alumnado ya que tenían que tomar el aire vaya que les diese algo malo ya que tenían que tomar el aire, por algo será. Y aparte cuando los alumnos se metían con los profesores o les tomaban el pelo, tardaban una eternidad en calmarlos en vez de cortar por lo sano y/o llamar a los padres y/o ponerle un parte o directamente si es muy grave expulsarlo.

    Con los compañeros de su clase intentó hacer amigos pero no le nada bien. Ya que cada uno iba a su cuente y nadie se interesaba por lo que le pasase a alguien.
    A los quince días tuvieron que hacer un trabajo en equipos. A Tamara le tocó con dos niños y dos niñas más de la clase. En total eran cinco.
    Tenían que quedar en casa de uno de los cinco ya que el profesor o la profesora no les dejaba tiempo para hacerlo allí.
    Tamara siempre que preguntaba que dónde podían hacer el trabajo le contestaban así:
    -Tengo cita en la peluquería.
    -Tengo que entrenar.
    -Hoy no puedo, tengo gimnasio.
    -No puedo tengo academia.
    Y así pasaron cinco días y se acercaba el día de la entrega. Entonces Tamara para no quedar mal hizo todo el trabajo ella sola. Cuando lo entregó sus compañeros, (si se les podía decir así), se atribuyeron todo el mérito entre los cuatro dejando a Tamara sola. En seguida se dio cuenta de que yo tenía razón; de que la gente (por lo menos la de su edad) cada vez tiene más falta de educación, falta de compañerismo, falta de sinceridad, y muchas más cosas pero sobretodo falta de gratitud hacia las personas que le ayudan.

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  3. El cazador
    Un cazador andaluz llega a un bar en el que ha quedado con cinco amigos con los que todos los fines de semana quedaba. Al llegar el cazador andaluz llamado Paco le dice a sus otros cuatro amigos: "He ido a cazar, y hoy como ningún día, he cazado trece conejos, y después fui al coto de caza, el de arriba y he pillado cuatro jabalíes, si quereis os invito a comer uno". Los otros cuatro amigos algunos venidos de Murcia como Juan y Pepe que venían con ocho perros en total para cazar, Juan que se quedó anodadado le dijo: "Pues yo he cogido namás nueve gorriones y un par de perdices". Después Manolo de Badajoz les deice: "Yo solo he ido al coto y he cogido un conejo y eso que he estado toda la mañana buscando pero nada, ya llevo una racha de tres jornadas así, esto es un asco, macho". Al terminar dice Pedro: "Yo no sé como te las apañas pero siempre pillas algo c*****". Le responde después Paco: "Será que soy andaluz ja, ja, ja (con un risa muy típica suya), si queréis veníos este fin de semana a mi casa, nos tomamos un par de cervezas y yo invito con la caza que hoy he triunfado". Los demás aceptan y cuando llega el fin de semana lo llaman y contesta Paco: "mejor vamos a dejarlo para otro fin de semana que se me ha puesto malo el niño". Los amigos deciden ir a su casa para ver si lo de su hijo era grave y cuando llegan pegan en la puerta y al abrirle, aparece el niño y les dice: "Mi padre se ha ido con mi madre a tomar una copa por ahí". Y los amigos muy enfadados le preguntan:
    -¿Tú no estabas malo? - preguntó Juan.
    -¿Yo? Que va que el otro día me doblé un dedo pero nada - le responde.
    -Vale, pues dile a tu padre que hemos venido - dijo Manolo enfadado.
    -Vale, adiós.
    Los amigos se fueron sin ni siquiera despedirse, cuchicheando entre ellos.
    ¡Qué formalidad y exactitud!

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  4. Las horas salgradas
    Don Juan, un hombre trabajador, en su día libre iba a recoger el dinero en el banco. El día anterior habia ido a ver el horario del mismo y resulta que estaba abierto desde las ocho y media de la mañana hasta las dos de la tarde. Llega al banco sobre las nueve y media y se encuentra con las mesas vacíasv y a todo el personal en el bar de la calle de enfrente tomando un café. Entonces decide , mientras el personal se toma un ''descanso'' despues de la primera hora tan dura del trabajo, llevar a su coche roto a un taller. En la entrada del taller se observa un título: ''Areglamos vuestro coche en menos de cuarenta y ocho horas'', pero al hablar con el trabajador resulta que es solo para coches que no andan y que de todos modos no hay sitio... resumiendo: que vuelva dentro de dos semanas! Vuelve al banco, donde ya hay una cola de veinte personas esperando a que se les atienda. En fin, tras pasar un buen rato ahí, se va al ambulatorio, donde tiene una cita con un doctor a la una de la tarde. Se queda esperando media hora...una hora, una hora y media... Y luego observa que los doctores salen del cuarto y se van a comer. Al final recibe su cita sobre las tres de la tarde.
    En el portal de su edificio se encuentra con el presidente (del edificio) y le pregunta si no les impota a los vecino si compra un piano que no sea electrico y que suene bien. Éste le dice que ya habia un caso parecido y que puede hacerlo simpre y cuando no toque el piano desde las dos hasta las cinco de la tarde, ya que es hora de la siesta (justo el hueco cuando su hijo puede tocar, entre el instituto y las clases del conservatorio).
    ¡Las horas sagradas para tomar café y de la siesta o cualquier tiempo de descanso deben ser ''RESPETADOS''!

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  5. Emma habia llegado a España con la ilusion de aprender cosas sobre este bonito pais. Sus amigas, que visitaron España el año anterior, no dejaron de hablar de un espectaculo en el que un hombre jugaba con un toro hasta que éste se cansara. Ellas nunca entendieron por qué los españoles le aplaudían con gran júbilo. Era lo que Emma mas deseaba ver, ya que tenía que ser espectacular.
    Para ir a ver el espectáculo Emma tuvo que coger el autobus, uno muy nuevo y reluciente en el que las personas que quisieran podían poner su nombre en los respaldos, romper los asientos y rallar los cristales. Iba escuchando música, pero apagó su mp4 para escuchar a la gente conversar. Le impresionó la tranquilidad que transmitían cuando hablaban y lo silenciosos que eran cuando hablaban en grupos.
    Cuando Emma llegó a la plaza de toros se fijó en todas las personas que estaban pagando la entrada. La mayoría eran mayores. Pagó su entrada y se sentó en su sitio para esperar pacientemente el comienzo de este fantástico espectáculo. Salío un hombre con traje de colores vivos, sonriendo de oreja a oreja, feliz por tener la oportunidad de conocer a un toro, y jugar con él. Unos minutos después salió el toro corriendo de un lado para otro, saludando al público, y el público le devolvía el saludo. Cuando salió el hombre del traje de colores, Emma se fijó en que él llevaba una manta roja, y pronto decubrió que era para cubrir el toro para que no viera al hombre y así jugar a un tipo de escondite. Para poner la cosa un poco mas interesante le empezó a hacer una especie de acupuntura. Con ello consiguió que el toro cayera rendido, exhausto a los pies del hombre de colores.
    Emma salió de allí con el recuerdo de la experiencia más rara que había tenido jamás, ya que no había entendido el propósito de aquel espectáculo. Pero valió la pena. Son cosas de España que hay que ver.

    Dorthe Rasmussen.

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